“El futuro no pertenece a nadie. No hay precursores, no existen más que rezagados”, esta afirmación de Jean Cocteau nos ubica muy gráficamente en el escenario actual del estado de la cuestión. Efectivamente el futuro fue ayer, aunque tal vez, nos hemos quedado algo rezagados. El futuro fue ayer, decíamos, y tendríamos que remontarnos al menos 20 años atrás, concretamente al año 1996 para encontrarnos con él.