Cuando los mediadores hacemos sugerencias a las partes, podemos decir que caminamos al borde de la cornisa.
¿El mediador puede hacer sugerencias a las partes sobre procedimientos menores? Si lo hace, ¿Le quita protagonismo a las partes?
Cuando hablábamos del caso de la mediación entre el piloto de vuelos internacionales con la azafata de vuelos nacionales, y la dificultad de establecer relación directa y regular del padre con los hijos, sólo cabría la posibilidad de hacer sugerencias un tanto inverosímiles. Decirle por ejemplo, “Bueno, cuando tú estés en África, te las tienes que arreglar para viajar hasta acá por un día a ver a tus niños”. Ante esa “sugerencia” del mediador, casi seguro el padre va a decir “Es imposible!!”; entonces el mediador estará disparando, activando el mecanismo de pensar en opciones, que se transformen en alternativas.
Normalmente, para ayudar a trabajar las opciones, hay que “retrabajarlas”. Para hacer eso, nada mejor que la técnica del “abogado del diablo”. El nombre de abogado del diablo proviene del Derecho Canónico, y se refiere a las causas de las canonizaciones de los santos; el abogado del diablo trata de echar abajo el proceso mediante la formulación de argumentos que desestimen la causa del candidato.
En mediación, utilizar la técnica del “abogado del diablo” equivale a tratar de “pinchar” el acuerdo.
En otras palabras, el mediador buscará hacer preguntas para ver por dónde se nos puede caer el acuerdo. Preguntas tales como: ¿Qué pensará de esto su nueva pareja? Esto se hace para ver si podemos lograr un acuerdo fortalecido, sustentable.
Siguiendo el modelo de Harvard llegamos al final de la fase 2: Mejorar la propuesta de las partes.
Desde un punto de vista sistémico, todo elemento de un sistema produce cambios al interior del mismo; ello equivale a decir que si bien es cierto el mediador debe permanecer neutral, esa neutralidad NO equivale a que el mediador sea un cero a la izquierda. El mediador, con la utilización hábil de las técnicas antes descritas, va produciendo cambios al interior del sistema.
A este respecto debemos mencionar que de acuerdo a lo antes visto, el modelo de Harvard los medidores argentinos lo “argentinizamos”, porque el modelo argentino incluye elementos que no están en el modelo original: preguntas aclaratorias, resúmenes. Y ustedes los chilenos, aprendieron del modelo argentino.
También hay que decir que el modelo de Harvard ha seguido evolucionando, ha tomado en cuenta los sentimientos, lo emocional, etc., elementos que no están en el modelo original de los años 85. No olvidemos que también Sara Cobbs, del modelo circular narrativo, pasó por Harvard como consultora de esa escuela, y dejó ahí también su aporte.
Hasta la próxima entrega. Gracias a todos quienes nos envían comentarios, incluyendo a mediadores de otras latitudes; imposible publicarlos todos.